
Interculturalidad
Las sociedades latinoamericanas se caracterizan por una diversidad cultural que proviene desde los orígenes de la colonización del continente. El mestizaje entre poblaciones indígenas, afrodescendientes, asiáticas y europeas fueron la base de la constitución de sociedades marcadas por relaciones de poder desiguales que pusieron a las poblaciones “blancas o blanqueadas” en el ápice de una estructura social basada en la dominación de grupos indígenas y mestizos. La salud de poblaciones que históricamente han sido marginadas es afectada negativamente por procesos históricos y políticos que han limitado su acceso a servicios biomédicos y diezmado los territorios donde se encuentran sus principales recursos terapéuticos. Como respuesta a dichos procesos, la interculturalidad se plantea como un modo de acción en el que las personas, grupos e instituciones conviven y se relacionan desde su diversidad, desde su historia y sus posiciones de poder, de manera abierta, horizontal e incluyente en un contexto compartido que reconoce los efectos que el colonialismo ha tenido sobre poblaciones específicas. Su aplicación en salud promueve la creación de modelos de atención conscientes de la diversidad cultural y de los efectos que los procesos políticos y económicos tienen sobre la salud de poblaciones específicas. En el ámbito de la sexual y reproductiva, implica reconocer la existencia de sistemas de atención no-occidentales (indígenas, populares, alternativos y complementarios) que poseen saberes sobre el cuidado del cuerpo y la sexualidad, y que deben ser puestos en diálogo con los conocimientos biomédicos de modo de proteger integralmente la salud de todos, independiente de su origen étnico, cultural y lingüistico.